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Libro de los Salmos
Capítulo 92
- Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;
- Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche,
- En el decacordio y en el salterio, En tono suave con el arpa.
- Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo.
- ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.
- El hombre necio no sabe, Y el insensato no entiende esto.
- Cuando brotan los impíos como la hierba, Y florecen todos los que hacen iniquidad, Es para ser destruidos eternamente.
- Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.
- Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, Porque he aquí, perecerán tus enemigos; Serán esparcidos todos los que hacen maldad.
- Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco.
- Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
- El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano.
- Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.
- Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,
- Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.
Alabanza por la bondad de Dios
Salmo. Cántico para el día de reposo.
Origen del libro, carta o epístola de Libro de los Salmos