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Libro de los Salmos
Capítulo 63
- Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,
- Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.
- Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán.
- Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos.
- Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
- Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
- Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
- Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.
- Pero los que para destrucción buscaron mi alma Caerán en los sitios bajos de la tierra.
- Los destruirán a filo de espada; Serán porción de los chacales.
- Pero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que jura por él; Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.
Dios, satisfacción del alma
Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.
Origen del libro, carta o epístola de Libro de los Salmos